lunes, 17 de agosto de 2009

Las ánimas del Purgatorio: Un invento de la Edad Media

Desde las culturas más ancestrales, los seres humanos se han interrogado por aquello que sucede cuando el tránsito por esta vida mundana llega a su fin. Todas las religiones de todos los tiempos se han planteado esta pregunta metafísica, y algunas de ellas se han formulado también la posibilidad de una vida después de la muerte corpórea.

Según el historiador francés Jaques Le Goff la mentalidad, la ideología y las creencias religiosas son componentes del sistema social y la mediación de las mismas es indispensable para el buen funcionamiento de una sociedad. De tal manera, Le Goff nos habla de que durante la alta edad media prevaleció un pensamiento metafísico binario, en el que el destino final de las almas humanas se debatiría entre el Paraíso y el Infierno.

El Paraíso era entonces, el lugar en el que los hombres vivirían en armonía con el Dios judeocristiano, con los animales y con la naturaleza, gozando de la paz, la felicidad, la abundancia, que los humanos habían perdido por la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén.

Esta gran nostalgia en la conciencia de los hombres del medioevo por un paraíso perdido, pero nunca olvidado y el deseo poderoso de volver a encontrarlo, nos remite a la raíz misma de la palabra "religión", que tiene su origen en el verbo latino "religare" (re-ligo, volver a unir) y que sigue caracterizando al cristianismo contemporáneo, ya que, siguiendo con la idea dualista en un inicio mencionada, el Infierno existió desde el medioevo como una oposición al Paraíso: como un lugar de castigo y sufrimiento eterno.

Sin embargo todo cambió en el último tercio del s. XIII cuando el Purgatorio fue admitido por los doctores católicos y el Papa en turno, como un nuevo lugar en el más allá destinado a la purificación de las almas, lugar en el cual el sufrimiento sólo sería momentáneo y después de tal escarmiento las personas podrían llegar al anhelado Paraíso.
Fue así como el pensamiento dualista se convirtió en una nueva triada teológica que se tradujo en un sistema económico que sustentaría a la Institución Católica Romana y que gozaría de gran estabilidad hasta que Martín Lutero inició el protestantismo en los inicios del siglo XVI. Si el alma del muerto no era un gran pecador, tenía la posibilidad de salvarse después de pasar por un proceso de purificación en el fuego del purgatorio. La ayuda de la iglesia por medio de plegarias, rezos y misas sería indispensable...y costosa para los fieles que querían sacar a sus difuntos del purgatorio, surgiendo así el comercio de las indulgencias.

Finalmente, el éxito y aceptación del purgatorio como un nuevo mecanismo de poder y de control institucional, tuvo que ver con la necesidad de los creyentes de tener una esperanza de salvación, volviendo a los estudios de Le Goff, el nuevo modelo del más allá trajo consigo un cambio importante en la conciencia social, pues el historiador afirma que este paso es un reflejo de una sociedad que había transitado a la segunda fase de la revolución feudal: el crecimiento de las ciudades, al cual seguiría el surgimiento del sistema social y económico capitalista.
Culturalmente, este cambio se puede apreciar en la iconografía del arte medieval posterior al siglo XIII, en el que la idea tripartita del más allá en la edad media queda plasmada en obras que además de ser artísticas fueron una herramienta didáctica para mostrar visualmente a los fieles los horrores experimentados por las ánimas del purgatorio.
Fuentes:
- Le Goff, Jaques, Lo maravilloso y lo cotidiano en el occidente medieval, Gedisa editorial, Barcelona, 1996.
- Gurievich, Arón, Las categorías de la cultura medieval, Taurus humanidades, España, 1990.
- Cisneros, Fernando, Viaje al más allá en Occidente anterior a la Commedia, Colegio de México.
- Delumeau, Jean, Historia del paraíso. el jardín de las delicias, Taurus minor, México, 2003.