sábado, 30 de mayo de 2009

André Breton, su interpretación surrealista sobre México

Como es ya muy sabido, uno de los escritores e intelectuales más sobresalientes del siglo XX, André Breton, sintió una gran atracción por la cultura de nuestro país, pero ¿cuáles fueron estos elementos que hicieron que André Breton viera en México un lugar donde el surrealismo se materializaba?

En sus primeras aproximaciones y desde muy niño, el autor del Manifiesto Surrealista contempla la existencia de México al acercarse a este por medio de la lectura de diversas novelas, entre las que figuran “El Indio Costal”, de Gabriel Ferry, la cual narra diversos acontecimientos que tienen lugar durante la guerra de Independencia. Para Bretón la idea de los mexicanos luchando por su independencia constituye un ejemplo de la actitud de insumisión y rebeldía que tomaría años después con el movimiento que encabezó.

Así, la Revolución Mexicana y en particular el movimiento encabezado por Emiliano Zapata , son hechos que el artista tiene muy presente durante sus años como iniciador del movimiento surrealista; México representaba el país donde la liberación resultaba una idea en boga, ésta junto con la transformación y el cambio que proponían los movimientos armados de su historia, fueron elementos que el artista asoció con el movimiento surrealista.

El positivismo de Porfirio Díaz, el apoderamiento de capital extranjero sobre las tierras de cultivo así como la explotación de los indígenas en las haciendas decimonónicas, fueron elementos que provocaron la lucha armada revolucionaria; una lucha contra los valores considerados Occidentales, que se asemejaban en gran medida a aquellos contra los cuales se oponían los surrealistas. Bretón veía en México, un sitio en el que se hacía una lucha paralela a la que él proponía con el movimiento surrealista. Un país en el que la sinrazón y la violencia eran producto de la lucha armada con aspiraciones a la liberación, era un punto muy atractivo para su propuesta estética en la literatura.

André Breton encontró en la cultura mexicana, un lugar en el que recuperaba aquello perdido en un pasado idealizado; una edad dorada y un tiempo donde el hombre primitivo vivía sin la creciente industrialización y el materialismo a los cuales se opone el artista en su famoso manifiesto de 1924. Todo esto, propiciado por la identificación del pasado indígena y la idea de México como aquel paraíso añorado.

Los surrealistas pugnaron por una forma diferente de ver el espíritu humano, en donde lo real y lo imaginario, la verdad y la mentira, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte convergieran y pudieran coexistir en armonía. El humor negro mexicano materializado era un buen ejemplo de tales dicotomías, en especial la obra del grabador José Guadalupe Posada, quien con su imagen de la catrina, plasmaba gráficamente la idea prehispánica de la vida cotidiana y su proximidad a la muerte; por supuesto sin dejar de lado la vasta cantidad de mitos y leyendas que se fueron formulando casi por tradición oral alrededor de las figuras revolucionarias; historias que mitificaban y consagraban a los héroes caídos, mártires de las causas perdidas.

Para Breton, México y su expresión artística tuvieron un papel en el replanteamiento surrealista del universo humano, que se oponía a la hegemónica cultura de la burguesía. Un verdadero ambiente mágico se respiraba en México, lugar custodiado por las piezas prehispánicas que lejos de ser meros objetos inanimados, representaban el pasado mítico todavía activo en México. No se trataba de las piezas "ornamentales" que tanto aterraron a los conquistadores españoles, sino de dioses, representaciones del inconsciente humano, y la materialización de sus sueños.

La presencia mítica del pasado es la radical oposición al pragmatismo y a la eficacia impuestas por el sistema capitalista, en ese entonces ya creciente y demandante. Los mitos, formaron parte de la postura anticolonialista de los surrealistas, pues el movimiento optó por las culturas no occidentales, por sus valores y creencias.
En este mismo sentido, la artesanía como expresión popular, era el testimonio físico de un intento del artesano para conciliar su realidad con sus sueños. Breton apreció también el aspecto técnico de la realización de estos objetos, que en su opinión respondieron a la necesidad de plasmar la individualidad del artesano. La artesanía es valorada por el poeta, porque se resistía a perderse en medio de la industrialización y la producción en serie.

Fue así como Breton idealizó a la cultura de México, la forma como desde su contexto interpretó un espacio que sin duda fue atractivo para otros creativos, el caso más cercano quizás, es el de Sergei Eisenstein con su famoso film "¡Que viva México!" y no se diga en la actualidad, pues este país sigue siendo un foco de atención para artistas e intelectuales que encuentran aqui una fuente de “inspiración”, un lugar en el que a pesar de sus contradicciones, la libertad creativa se manifiesta al unísono de una de mis frases favoritas del fundador del surrealismo:

“NO SERÁ EL MIEDO A LA LOCURA LO QUE NOS OBLIGUE A BAJAR LA BANDERA DE LA IMAGINACIÓN”



Fuentes:

Un listón alrededor de una bomba: una mirada sobre el arte mexicano: André Breton, Rafael Tovar y de Teresa (coord.), Instituto Nacional de Bellas Artes, México, 1997.

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